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LA ÉTICA MARIATEGUISTA FRENTE AL NEOLIBERALISMO

Publicado: 2015-12-29


Hace poco más de un siglo los jóvenes rebeldes encontraron en Manuel González Prada a su maestro; lo escucharon porque lo vieron desafiante e irreverente; confrontante con el orden y la casta entreguista. Su frase “los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra” fue una invitación a ingresar al escenario de la lucha social y comprometerse con el cambio.

Víctor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui fueron seguidores del Maestro; lo fueron también César Vallejo, Antenor Orrego, Abraham Valdelomar, José Sabogal, Hildebrando Castro Pozo, entre otros.

El antiimperialismo que cultivó el APRA en los jóvenes, fue, como en el caso de los cristianos en los tiempos de los Césares, la fortaleza que les dio mística para enfrentar el destierro, la cárcel y la muerte.

En el caso de Mariátegui, él mismo era la personificación de una vida heroica. Con una dolencia física y un miembro mutilado, se hizo luz y conciencia de los jóvenes del país. Y en una sociedad que entendía la política como ventaja y acomodo, él la asumió como apostolado, como el cultivo de un inmenso “ideal humano”.

Lamentablemente, el APRA, después de los dos gobiernos de Alan García, se convirtió en un partido del sistema y hoy convive con la derecha en el orden neoliberal y en el charco de la corrupción.

Por su parte, la organización que legó Mariátegui, se dividió. De los dos partidos realmente existentes, PCP y PC del P, Patria Roja, el último es calificado de radical por la derecha; y, de reformista y “revisionista” por el dogmatismo. A pesar de todas las campañas de desprestigio, que se amenguan o intensifican por periodos, Patria Roja tiene vigencia.

En las tres últimas décadas, los jóvenes de Patria Roja estuvieron en las calles luchando contra el delincuente, Fujimori; lo hicieron con Juventud Popular. Posteriormente, como Juventud Comunista, J.C., han estado en la primera fila de lucha contra las medidas de saqueo y de violación de derechos del modelo neoliberal.

Llegamos al presente proceso electoral. Las campañas de los partidos del sistema, discurrirán por los rieles que el poder ya les trazó. La derecha ofrecerá mantener incólume el “orden” e insistirá que sin libertad absoluta del mercado, no habrá progreso ni democracia posibles.

Para derrotar esta campaña y avanzar al perfilamiento de una propuesta progresista y democrática, Patria Roja se propuso hacer del proceso electoral una confrontación entre cambio o continuismo. Avanzar en esa dirección requiere de una organización de izquierda unificada, que incorpore a todas las vertientes populares y democráticas; y visionar el mediano y largo plazo dentro de una estrategia de abrir un camino distinto al que impone el imperio. Poner en el centro del debate el cambio del modelo extractivista y la lucha contra la corrupción institucionalizada, por poner solo dos temas medulares.

Los prejuicios y celos pudieron más. La unidad del pueblo, pese a que es una necesidad, no se asume. Falta sentido común para entender la realidad y falta sentido práctico para enfrentarla.

El Frente Amplio es la concreción de un esfuerzo valioso. Pudo ser la organización de la gran unidad. Paradójicamente, han sido sus líderes quienes lo han impedido. La visión cortoplacista y su anticomunismo son patéticos.

Neruda, sobre el anticomunismo decía: “aquí todos son bienvenidos, menos los comunistas”, “todos tienen el derecho de celebrar la caída del tirano, menos los que más firmemente lo combatieron”. El anticomunismo es “patrimonio” de todas las cavernas y no nos extraña; pero, el anticomunismo de los sectores “progresistas” e “izquierdistas”, francamente espanta.

Con Únete se intentó dar vida orgánica a un sector de la izquierda y el progresismo. El Partido hizo los esfuerzos del caso y buscó comprometer a otras fuerzas. Primero con el Partido de Simón, que generó legítima resistencia porque lo de Bagua es algo que no se puede – ni debe - olvidar.

Después contactó con Democracia Directa, la organización de los fonavistas. Parecía que se avanzaba.

Se organizaron elecciones internas y hubo entusiasmo de la militancia y el activismo. Posteriormente, cuando los directivos de D.D., advirtieron que los resultados no les eran favorables, decidieron cancelar el proceso, atentando no solo el ámbito electoral, sino el que tenía que ver con la unidad más de largo aliento.

Patria Roja siguió golpeando puertas. Retomó las conversaciones con el Frente Amplio, no para pedirles cupo, sino para sentar coincidencias y para pergeñar las bases de una unidad duradera. Se volvió a topar con esa visión estrecha. Y la posibilidad de la unidad se fue esfumando.

Para entonces ya se conocían las intenciones de Gregorio Santos (líder de las rondas campesinas, presidente (o gobernador) de la Región de Cajamarca, y hasta hace poco dirigente de Patria Roja) de ir como candidato a la Presidencia por Democracia Directa, es decir, con la misma organización que boicoteó el esfuerzo de unidad.

No era cualquier cosa lo que estaba ocurriendo. Se trataba de la conducta política de un dirigente importante del Partido, hoy detenido e investigado por el Ministerio Público.

Hoy se sabe que el Partido ha tomado la decisión de no participar en este proceso electoral y no avalará la candidatura de Santos, por los motivos expuestos en la Declaración pública.

Esta decisión ha movido las aguas. Algunos militantes y cuadros se han sentido defraudados porque, consideran que se debe respaldar a Gregorio, aun cuando su ética deje mucho que desear y aun cuando pretenda poner al Partido al servicio de su proyecto personal. No compartimos ese raciocinio pragmático y oportunista. Comprendemos sí a algunos jóvenes que se obnubilan porque no han tenido la experiencia que los años dan; pero, es inconcebible en personas trajinadas que avalan esta conducta por simple cálculo.

Dígase de paso, no es la primera vez que se vive un problema así. El Partido siempre supo zanjar a tiempo con algunos elementos, que no obstante su destacada trayectoria, quisieron aprovecharse e intentaron socavar la integridad del Partido.

Los tiempos nos llevan a intensificar la formación ideológica y de valores entre sus cuadros. . En esto, la izquierda y el Partido tienen una ventaja: la derecha jamás pondrá apasionar y dar ideales altruistas a la juventud.

Estamos convencidos que el Partido saldrá adelante, fortalecido y renovado. El pragmatismo maquiavélico: “el fin justifica los medios”, no tiene cabida en las filas de los comunistas.

Esa es su fortaleza frente al neoliberalismo.

julioyovera5@gmail.com


Escrito por

Julio Yovera.

Natural de Catacaos, Piura. Docente universitario en la especialidad de Literatura. Publica artículos políticos y culturales de interés.


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